El casco es el primer elemento de seguridad de tu moto. Debe ser de la talla adecuada. No debe girar ni moverse apenas en sentido longitudinal. Escoge el modelo adecuado para ciudad, turismo, o carretera, pero con preferencia clara para el integral.
El casco no va en el codo. Y siempre, siempre, no olvides abrocharlo como se debe antes de arrancar para evitar el efecto “pérdida” en caso de caída aún a escasísima velocidad.
Tu peor caída es cuando “no, si yo iba ahí mismo”… Aun si en tu localidad su uso no está generalizado, piensa que este abandono por tu parte, o el de tu policía local, puede evitarte una multa… pero no te salvará la vida.
¿Conoces quien, por estética o porque “no me caben en el casco”, conduce sin las gafas adecuadas a su buena cantidad de dioptrías? Sé responsable contigo y con los demás. La moto requiere ¡mucha vista!, así que la pantalla siempre limpia: no escatimes unos euros en su recambio regular.
Es igualmente importante oír. Para mantener con los años una buena salud acústica escoge un casco que no haga ruido y, sobre todo, usa tapones en uso prolongado por carretera. Para terminar: recuerda e interioriza que conducir una moto requiere, siempre, ¡máxima concentración!
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