No siempre el asfalto está seco. Pero a diferencia del mundial, no vale poner neumáticos de lluvia, así que a veces nos tocará conducir sobresuperficies deslizantes.
Bajo la lluvia, la adherencia se reduce a un tercio aproximadamente en comparación con asfalto seco. Claro que la calidad y tipo (más o menos rugoso) del pavimento, la cantidad de agua, la suciedad disuelta en ella y el tipo de neumático intervienen mucho. Pero la regla de oro cuando llueve es «frenar recto y trazar suave».
Olvídate de maniobras bruscas que pongan puntualmente en crisis el agarre disponible: piensa que una vez has «perdido» la moto, aunque sea por un instante, te será muy difí cil recuperarla. Traza fino, pues, e inclina, frena y da gas con total delicadeza.
Y, ante todo, planea tus trayectorias en curva y cambios de trazada en maniobras enlazadas de manera que la moto se mantenga lo más vertical posible y lo haga durante más tiempo, lo que será garantía para los neumáticos de máximo agarre y de mayor capacidad para aceptar esfuerzos en frenada, aceleración y adherencia lateral.
En agua frena siempre con la moto lo más recta y derecha posible, para que si se produce un deslizamiento, puedas recuperar la citada «entrada en pérdida». Antes que el delantero, sí es posible usar algo más el freno trasero, pero sobre todo hazlo siempre al entrar en «zona húmeda» con el objetivo de tantear el agarre disponible.
Cuidado también con el «aquaplaning». La sección real en contacto con el suelo en una moto es muy pequeña, apenas del orden de un par de tarjetas de crédito, de modo que para nosotros es comparativamente más difí cil que para un coche, con menor presión por centímetro cuadrado de neumático, pero no imposible.
El «aquaplaning» se produce cuando la presión de la rueda no es capaz de romper la película o capa de agua sobre el asfalto, de modo que se pierde el agarre y la goma desliza sobre una capa intermedia de agua. Si ello ocurriera, lo mejor es no hacer nada hasta que la moto recupere el agarre por sí sola: no frenar, no girar, e intentar dirigir la moto hacia un puerto seguro.
Recuerda que:
1 El peor enemigo bajo la lluvia no es el agua, sino la mala visibilidad. ¡También la de los coches, que van con los cristales «empañados»!
2 No te paralices psicológicamente por el miedo al agua. Tómate tu tiempo en ir cogiendo el ritmo y encuentra el tuyo, en el que vayas cómodo.
3 Pase lo que pase, bajo la lluvia, debes aceptar que irás más despacio, conduciendo mucho más suave y con mayores márgenes.
Fallos habituales:
- Olvidar que un buen equipamiento no es sólo «para no mojarse». También, y sobre todo, mejora nuestra seguridad activa –no se nos empaña el casco, por ejemplo– y nos hace conducir cómodos y por ende más seguros.
- En tiempo intermedio y en montaña, ya con asfalto semiseco, olvidar que al entrar en una zona umbría a resguardo del sol puede sorprendernos la humedad.
- No poner a prueba el agarre real del asfalto sobre el que circulemos tanteando con el freno trasero para evitar sorpresas ante emergencias.
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