Si ya es difícil circular de modo seguro sin «hacer nada», la cosa se complica cuando pretendes realizar alguna maniobra como unadelantamiento o un simple cambio de dirección.
Si adelantas a una fila de coches por la izquierda, a pesar de estar haciendo todo legalmente, como por ejemplo sin sobrepasar línea contínua alguna, ¡mucho cuidado!
Lo más típico en ciudad es que si hay una bocacalle a ese lado, alguno de los automóviles que te precedan –y que no ves al estar más adelantados en la fila– esté pretendiendo girar, de modo igualmente legal y habiéndolo incluso señalizado oportunamente con un intermitente que no habrás podido ver al quedar tapado por la fila de coches.
Pronostica siempre, pues, que alguno de los vehículos que te anteceden va a girar, y sobre todo, adecúa toda tu atención y tu presteza en respuesta gestual –dedos ya sobre la maneta, por ejemplo– y más que nada la velocidad con la que realices la maniobra, ya que puedes encontrarte a alguien «girando» tranquilamente y en mitad de tu trazada.
Igualmente puede ocurrir que inicies esta maniobra de adelantamiento sin poder predecir que un vehículo, que quizás ni siquiera haya podido apercibirse de tu intención, se incorpore de modo regular al carril que tú estás ya ocupando.
El coche habrá mirado, lógicamente, en su sentido de circulación, como tú harás lo propio para adelantar y ambos veréis «vía libre». Mal asunto, os encontraréis de golpe. No adelantes si no estás completamente seguro de que no puede aparecer nadie. Esto no es exclusivo de ciudad, también puede suceder en cruces en carreteras secundarias.
Fallos habituales:
- Circular zigzagueando entre carriles y por los ángulos muertos de visión de los coches.
- No respetar los semáforos o no adivinar que un contrario lo haga.
- Circular con una velocidad relativa excesivamente peligrosa en referencia al resto del tráfico.
- Pensar que las prioridades son una cuestión «de paso», no «de peso».
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