Las reglas de oro son: sobrevivirás sólo si piensas que «tener razón no te garantiza no sufrir un accidente» y que debes circular «creyendo que van a por ti». La tercera es no tener prisa para no circular a velocidad excesiva frente al resto del tráfico.
En 2010 ocurrió por primera vez un hecho decisivo para la humanidad: más del 50 por ciento vivimos en ciudades. Un 75% de la «actividad humana» ocurre en ellas: no es raro que un 53% de los accidentes sucedan en vías urbanas.
Comentamos la semana pasada que la posibilidad de fallecer en coche en accidente a menos de 50 km/h tiende a cero y, para reducir la siniestralidad, las autoridades están aplicando en ciudad la misma política que en carretera: si vamos muy despacio, nos mataremos menos.
Más allá de otras consideraciones, piensa ante todo que «no correr» sirve –igual que en carretera– sólo para los coches.
Lamentablemente, en moto eres mucho más vulnerable, de modo que últimamente estamos acaparando casi al 100 por cien la cifra estadística de víctimas –peatones y bicis aparte– en zonas urbanas.
Vamos, pues, al grano: llevamos las de perder, sobre todo, en caso de choque. Si es contra «mobiliario urbano», como postes, vallas y demás, piensa que poco podemos lograr en nuestra lucha para que los eliminen.
Pero la mayoría de nuestras lesiones se producen por choques contra otros vehículos siempre mucho más duros que nosotros.
Parece lógico pensar que para evitar tanto su suceso (¡lo más importante!), como sus consecuencias, es importante aminorar en lo posible la velocidad relativa con la que circulamos entre el tráfico: a menor prisa menos posibilidad de chocar, y en su caso, de sufrir lesiones.
Una cosa es aprovechar nuestro mayor dinamismo para circular ágilmente evitando atascos.
Otra es jugarse la vida montando «casi a pelo» en un vehículo vulnerable por definición para su conductor, a una velocidad excesivamente alta, para ganar simplemente unos segundos o unos instantes de exageración que pueden arruinarte la vida. No todo es siempre culpa de los demás, ni de los coches…
Fallos habituales:
- Pisar líneas deslizantes por desatención, sobre todo en caso de lluvia.
- Circular a una velocidad distinta a la del resto de vehículos: ello multiplica el peligro de choque o alcance.
- Ir batiendo récords en ciudad, como «si se te enfriara la pizza».
- Circular en el ángulo muerto de visión de los coches.
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