Conducir en ciudad no es un dictado de normas, sino una actitud. Aplica dos reglas de oro. Una: tener razón «no es pa’ tanto», porque el vulnerable siempre eres tú. Dos: para sobrevivir, no apliques el «buenismo». Piensa siempre que ¡los coches van a por ti!
No creas que gracias a tu agilidad y velocidad cuando circulas en moto entre coches eres invulnerable. Al contrario, antes que enumerar aquí los casos concretos en que corres peligro (esto nos llevaría una colección completa), prefiero dar unos consejos básicos.
El primero, ya lo citamos, es que es muy difícil, por no decir imposible, fallecer en un accidente de coche a menos de 50 km/h. Lamentablemente en moto no es así, y «acaparamos» por desgracia las estadísticas de fallecidos en tráfico urbano.
Tener o no razón no va a protegerte de un accidente. Desafortunadamente, saber que en 7 de cada 10 accidentes urbanos (datos de la GU de Barcelona) en los que hay involucrada una moto, el culpable es el vehículo contrario, casi siempre un coche, no nos salva del ambulatorio.
Por un lado, está claro que los coches aplican la «razón de peso» en lugar de la «razón de paso»: ¿A cuántos de nosotros «nos ha salido» un coche cansado de esperar al ver que «sólo viene una moto y que se fastidie»?
Pero por otro lado, somos muy a menudo víctimas del «es que no te he visto». ¡A veces es verdad!, pero lo es porque, en la mayoría de ocasiones, realizan una maniobra que, dado que «no ven» (salir marcha atrás de una batería de aparcamiento, por ejemplo), nunca debieran realizar, aunque irremediablemente hacen.
Y quienes pagamos con nuestro físico somos… siempre nosotros. Por ello ahí va el mejor consejo para montar en moto en ciudad: circula pensando siempre ¡que te quieren matar, que van a por ti!
Olvídate del «buenismo» («es imposible que a aquel coche le de por girar») y ve pensando siempre que lo hará y ¡cómo escapar de él cuando lo haga! Piensa, por encima de todo, en evitar «nuestro tercio estadístico propio» de culpabilidad, pero más aún de evitar «que te pillen». Mantén siempre un estado de máxima alerta y alta tensión.
Fallos habituales:
- Creer que nuestra maniobrabilidad y velocidad entre el tráfico nos hace inmunes.
- Pensar que «seguro que nos han visto y respetarán nuestra prioridad».
- No respetar la señalización horizontal (hay que evitar pisarla).
- Circular entre carriles y en el ángulo muerto de visión de los coches.
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