Aunque es difícil de medirlo en «banco» y no suele darse como dato publicitario, lo más poderoso de tu moto no es el motor, sino los frenos. Saber usarlos es sencillamente vital.
En las motos convencionales equipadas con suspensión delantera a base de horquilla telescópica, –en las Telelever y parecidas es distinto– se produce un efecto decisivo sobre su comportamiento dinámico, que se hace notable sobre todo en fase de frenada. Por su geometría de chasis, al frenar delante la moto tiende a «hundirse» de suspensión, pierde recorrido, y con ello la moto se «cierra» de ángulo de dirección, y ¡se acorta! ¿Es esto negativo? ¡No!, si no existiera, a la telescópica «habría que inventarla».
Uno de los efectos positivos de la horquilla es precisamente que, al llegar a una curva, la moto se hace más «corta», el ángulo de dirección se cierra y la moto «entra» mejor y más ágilmente en la curva. Si todas las motos tuvieran suspensiones alternativas que no las «hundieran y acortaran», un genio patentaría la horquilla convencional por sus ventajas: mejora la entrada en curva, y al acelerar saliendo de ella, hace que la moto «se alargue» ¡automáticamente! ganando estabilidad con la velocidad, ¡justo lo que una moto necesita! Con la horquilla, al frenar con el freno delantero se transfiere carga a la rueda delantera, de modo que la cantidad de goma en contacto con el asfalto ¡llega a triplicarse!
Ello incrementa la capacidad de agarre del neumático hasta el punto que en las actuales deportivas o en las MotoGP, el límite de frenada no está en la potencia de los frenos o en el agarre disponible en la rueda delantera… sino en que la moto ¡vuelca! Aprendamos pues, primero, a frenar en recta con el freno delantero…
- En una recta despejada, aprieta progresivamente en sucesivas frenadas el freno delantero. Observa cómo se hunde la horquilla.
- Al frenar cada vez más duro, tendemos a abalanzarnos sobre el manillar, con lo que podríamos llegar a «volcar en picota».
- Evítalo manteniendo los brazos ligeramente estirados y echando el culo un poco hacia atrás.
- Observa cómo la rueda posterior pierde peso: el agarre disponible atrás disminuye hasta el punto que es más fácil bloquearlo y tiene menor incidencia en la potencia efectiva de frenada.
Recuerda que:
- «Bloquear» de delante al practicar es muy delicado. Limítate pues a tener la «sensación» de que te acercas a ello.
- Si tiras de golpe de freno delantero, bloquearás la rueda al no haberse producido aún la necesaria transferencia de peso.
- Aplica primero una presión suave y sólo entonces incrementa la presión en la maneta controlando la tendencia a «volcar».
Fallos habituales:
- La frenada producto del pánico y el bloqueo delantero es una de las causas habituales de caída. En caso de emergencia es preciso tener el temple y el hábito preciso para que tu cerebro actúe de «ABS natural», frenando al máximo pero sin bloquear.
- ¡Es decisivo llevar bien las presiones!
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